jueves, 14 de agosto de 2008

8 parte


En 1843, Tomás Hood publicó su famoso "Canto de la Camisa", para lamentarse de esta clase de mujeres que vivían de la aguja ; y es un hecho curioso e interesante que, hacia esa misma época, se perfeccionó en Estados Unidos de América la máquina de coser, viniendo a relevar a es­tas pobres mujeres del durísimo trabajo que por largo tiempo las había estado esclavizando.
A pesar de estas condiciones y el interés que en un principio despertó su aparición, la máquina de coser no fue bien recibida por las mujeres. Había el gran temor de que la máquina no pudiera ejecutar el trabajo con la limpieza, seguridad y perfección con que lo realizaban los dedos femeninos. Los siglos de práctica, con la aguja en la mano, habían creado prejuicios y oposición a todo lo que no fuese trabajo manual, el cual rehusaba ser suplantado en un solo día. El único cambio que se notaba en la forma de coser, desde las edades primitivas hasta principio del siglo XIX , era que se utilizaba una aguja de acero, en lugar de las de hueso o madera.

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