jueves, 14 de agosto de 2008

7 parte



De todas las invenciones para facilitar el trabajo de la mujer en las labores domésticas y en las fábricas fue , ciertamente, la máquina de coser, el ejemplo más sorprendente y que significó una maravillosa adaptación de dispositivos mecánicos para sustituir el trabajo manual. Esta tiene sólo por objeto la función, al parecer insignificante, de unir una pieza de tela a otra; pero su influencia, atendiendo a las necesidades de la raza humana, ha sido tan marcada que debe considerarse como la invención más importante de todas las épocas.
En la antigüedad se vestía muy sencillamente, porque los medios con que se contaba para tejer las telas eran lentos y la operación relativamente difícil, y había que economizar el material necesario para los trajes. Los ricos se diferenciaban más que por las telas que llevaban, por los adornos de sus vestidos. Había muy pocas costureras, y el hacer los vestidos no precisaba de mujeres con un oficio especial para coserlos. Pero en los siglos XIII y XIV el comercio creó grandes riquezas en Italia, y esto trajo un nuevo lujo en el vestir. En esto fueron los italianos los primeros, y la ciudad de Milán daba la moda, no sólo a Italia , sino también al norte y este de Europa. Con el lujo de los trajes aumentó extraordinariamente la costura, y cuando, dos o tres siglos después, la máquina de vapor puso en movimiento los telares y la fabricación de tejidos comenzó a extenderse en gran escala, disminuyendo el coste, el pueblo empezó a usar dos o tres veces más tela que antes, y la costura dio empleo a millares de mujeres y muchachas de una clase especial en todas las grandes ciudades. Esta ocupación, que desde los tiempos más antiguos parecía peculiar de las mujeres, llegó a ser tan general y los jornales se hicieron tan bajos, que dio lugar a la miseria y sufrimiento de las que a ella se dedicaban.

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